Son llamativos, dan miedo, causan rechazo o, simplemente, molestan. La presencia en la ciudad de ratas, mosquitos, mosquitos tigre o cucarachas dispara la alarma de los vecinos que reciben estos indeseados visitantes en sus domicilios. No en vano, en apenas una semana los guías turísticos han denunciado los avistamientos de cucarachas en plena vía pública y los vecinos de barrios como Torrefiel, Zaidía o Abastos han avisado de pulgas, cucarachas o mosquitos en los parques de sus calles. Sin embargo, desde Lokímica, la empresa que gestiona el control de plagas de la ciudad, aseguran que no están recibiendo más avisos de los normales. «Está siendo un verano hasta tranquilo», explican desde Lokímica. En lo referente al mosquito tigre, la razón es la sequía que ha vivido la C. Valenciana y, en concreto, la ciudad de Valencia durante los meses de otoño e invierno. No ocurrió lo mismo en 2015. «El año pasado tuvimos lluvias torrenciales seguidas de olas de calor prácticamente todos los meses de verano, y eso disparó los focos de mosquito tigre», explica Ricardo Acosta, delegado en Valencia de Lokímica. De hecho, asegura, de los cerca de 200 focos registrados durante el estío de 2015, «prácticamente ninguno» sigue activo a fecha de hoy. «Muchas veces, cuando vamos a l’Albufera e intentamos meter el medidor en el agua para comprobar si hay mosquito, no podemos hacerlo porque no hay agua», indica. El mosquito tigre es el causante número uno de llamadas al 010, el servicio municipal de atención al ciudadano que es el canal adecuado, insisten desde Sanidad, para trasladar las quejas. «De un tiempo a esta parte, todo es mosquito tigre», aseguran fuentes de la concejalía. Lo cierto es que el 80% de los focos de mosquito tigre se encuentran en el interior de las casas: en las macetas, en los jarrones, en los ceniceros, en las fuentes, en los bebederos de las mascotas, en los canalones, en los sumideros, en los cubos o, en definitiva, en cualquier recipiente con agua. Según la aplicación para teléfonos inteligentes Atrapa el Tigre, con la que colabora el Ayuntamiento de Valencia, en 2016 solo se han recibido 13 avisos. De estos 13, únicamente dos en el Cabanyal y uno en Benimàmet están catalogados como posible foco de este animal, mientras que otros dos, uno en Benimaclet y otro en Benimàmet, están descartados. Cabe destacar que esta aplicación la emplean los técnicos de Lokímica para detectar posibles focos. Acuden a los avisos que aparecen en Atrapa el Tigre y los comprueban en persona. Este verano han recibido muy pocos avisos, aseguran. Pero no sólo el mosquito tigre preocupa a los valencianos. Las quejas por cucarachas tanto en la zona norte de la ciudad (que Lokímica explicó esta semana que fumigó durante los meses de abril y mayo) como en el centro, como criticaron los guías turísticas el pasado fin de semana, se han multiplicado en las últimas fechas según la Federación de Asociaciones de Vecinos. Tanto Sanidad como la empresa que gestiona las plagas coinciden en señalar que no han recibido más avisos de lo normal al respecto. «Cabe resaltar que las cucarachas solo necesitan humedad para proliferar», explica Acosta, razón por la cual suelen vivir en las tapas del alcantarillado, que ahora Lokímica trata con un veneno especial. Cuando las cucarachas sufren el efecto de este veneno y el calor, en ocasiones escapan de sus refugios y se las puede ver en plena calle, pero mueren a las pocas horas, comentan las citadas fuentes. Además, desde Sanidad apuntan que hay otra especie de cucaracha, la germánica o cucaracha de la máquina del café, que no necesita humedad. «Le basta con el calor de la parte trasera de los electrodomésticos», comentan. En estos casos, las trampas contra cucarachas no son recomendables «porque atraen a todos los animales de varios kilómetros a la redonda». Lokímica trata las alcantarillas de la ciudad de manera concienzuda. De hecho, toda la red de saneamiento urbana es repasada al menos dos veces a lo largo del año. La zona marítima de la ciudad, por ejemplo, se repasa antes del verano, pues es la época en la que las cucarachas están más activas. Sin embargo, en otras muchas ocasiones los focos están en el interior de los edificios. «En un 50%, están en bajantes, garajes… y ahí no podemos actuar», apuntan desde Sanidad. En los recorridos por el alcantarillado de Valencia, los técnicos municipales, que acompañan a la empresa encargada de la gestión de plagas, sí que se encuentran con ratas. Pero en la cantidad adecuada, ni mucho menos tantas como para considerarlas un problema de salud pública. «Hay que recordar que las ratas también cumplen una función biológica», explican. Los avisos a este respecto, aseguran, también son «los normales». Este año han comenzado una campaña especial en los parques y jardines de la ciudad. En concreto, en zonas como las grandes vías, el Jardín de Ayora o la avenida de Aragón se ha trabajado con comederos en los árboles y en el suelo con pienso envenenado para controlar la población de roedores. Según Lokímica, los parques antes quedaban fuera de su área de actuación al depender de la concejalía del ramo o incluso del organismo autónomo de Parques y Jardines Singulares y se llegó a dar una situación «complicada» en no pocos parques de la ciudad. De hecho, destacan la de un solar entre el parque de la Rambleta y el cementerio general, que es privado y en el que no pueden actuar. También les preocupa la situación de los solares con colonias felinas. «Hay que hacer pedagogía con las cuidadoras felinas, que a veces bajan muchísima comida y lo que no se comen los gatos se lo comen las ratas, evidentemente», argumenta Acosta. «Contra la creencia general que dice que cerca de una colonia felina no hay ratas, la realidad es que hay casi más, porque un gato alimentado y satisfecho no se va a poner a cazar ratas», aseguran desde Sanidad. Tienen incluso pruebas gráficas del comportamiento de las ratas en estos solares. Los roedores acceden al comedero de gatos segundos después de que el felino se haya retirado satisfecho. Las plantas bajas cerradas, sobre todo en barrios fuertemente golpeados por la crisis como Orriols o Rascanya, también son un nido de estos animales. Estos enclaves, al ser propiedad privada, están fuera del alcance de los servicios municipales que, sin embargo, pueden poner en marcha el protocolo administrativo que exige al propietario que actúe en el inmueble. Si no lo hace, en un plazo de ocho meses aproximadamente lo hará el Consistorio de manera subsidiaria. En Torrefiel, hay también preocupación por la presencia de pulgas en los solares abandonados cercanos a la Ronda Norte. Sin embargo, técnicos del departamento de Sanidad visitaron el pasado jueves por la mañana los solares y comprobaron que no hay pulgas en esas zonas de la ciudad. «Sí que están muy abandonadas pero he hablado con dueños de perros y dicen que no hay tenido nada, pero sí dicen que les pica todo cuando entran en los solares», explican desde Sanidad: «Es psicológico». Las pulgas necesitan un hospedador en el que vivir y no sobreviven en los solares si no hay gatos, indican. Además, las picaduras de pulgas tienen una fisonomía muy particular (tres puntos pequeños muy próximos entre sí), por lo que son fácilmente identificables. Como plagas emergentes, desde el Consistorio alertan de que cada vez reciben más llamadas sobre chinches. Las chinches son insectos pequeños, de actividad nocturna y sin alas. Se vuelven rojizas tras alimentarse de sangre humana. Son animales que viven en la ropa de cama, cerca de los cabeceros o en los armarios con la ropa guardada. El Ayuntamiento tampoco puede actuar sobre las chinches a no ser que sean un problema de salud pública, lo que aún no se ha dado. Es un caso similar al de otros insectos como las polillas o las arañas, que no suponen una plaga (de hecho, están bien considerados porque ayudan a controlar poblaciones de mosquitos), o las abejas o las avispas, que tampoco están consideradas una plaga y con la añadidura de que las abejas están protegidas, pero eso no evita que cada semana reciban llamadas alertando de la presencia de chinches en domicilios privados. Tampoco se libra Sanidad de llamadas sobre palomas. El Ayuntamiento, de nuevo, tiene las manos atadas cuando el nido de palomas se ubica en un edificio privado. De hecho, a veces han tenido que actuar tras una llamada por exceso de cucarachas o por un nido de palomas solo para demostrar a la comunidad de propietarios que el foco se encontraba en su edificio. Además, Sanidad ha dado charlas a los administradores de fincas para que sepan cómo actuar en el caso de quejas vecinales por exceso de cualquier animal. Con todo, para gestionarlas Bienestar Animal ha puesto en marcha un programa de pienso esterilizante que se reparte en tres puntos de la ciudad. Sanidad insiste en ponerse a disposición de las asociaciones de vecinos («muy pocas han venido a pedirnos la charla sobre mosquito tigre», explican) para ofrecer conferencias o sesiones explicativas donde puedan trasladar a los habitantes de la ciudad cómo actuar en el caso de detectar una proliferación de cucarachas, ratas, mosquitos o cualquier otro animal. También pueden ofrecer a las entidades trípticos informativos, que se pueden descargar en la página web del Ayuntamiento. Avisan: «Evitar las plagas es trabajo de todos». Fuente: lasprovincias.es Autor: ÁLEX SERRANO

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