El peso puede hundir techos y muros y los expertos recomiendan consultar antes con un aparejador o arquitecto para que emitan un certificado

El sol aprieta ya fuerte y quien más y quien menos busca la forma de refrescarse. La llegada de las semanas del verano de más calor hace reaparecer la moda de las piscinas hinchables o portátiles, que tanto éxito tuvieron el pasado año.

Estas piscinas provisionales son una buena fuente de diversión, pero no están exentas de peligros. De hecho, la alarma saltó en junio de 2020, cuando dos personas resultaron heridas tras derrumbarse el techo de una vivienda unifamiliar en Elda (Alicante) al no aguantar, al parecer, el peso de una piscina desmontable instalada en la terraza.

El forjado y las vigas del techo no soportaron el peso de la piscina desmontable colocada en la terraza de la casa, justo encima del comedor, y el techo ha cedido y se ha hundido. Los bomberos precisaron entonces que se había derrumbado la pared de la terraza como consecuencia de la instalación en ella de «una piscina de plástico de unos 8.000 litros», lo que causó el colapso de una viga.

Arquitectos y administradores de fincas advierten del peligro que supone instalar una de estas piscinas plegables en terrazas, balcones o azoteas sin una supervisión técnica. En todo caso habría que consultar con un aparejador o un arquitecto para que emitan un certificado en el sentido de que esa estructura en particular soporta el extrapeso que se está pensando colocar.

No obstante, está prohibido expresamente instalar un dispositivo de este tipo porque se está sometiendo a la estructura a una sobrecarga cuando el máximo previsto es de 200 kilos por metro cuadrado, y da igual que se sitúe en un lugar privado o en una zona común.

Fuente: lasprovincias.es

Fuente imagen: lasprovincias.es

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