La compra de los aparatos de vigilancia se dispara en zonas de ocio nocturno

La compra de cámaras de vigilancia se ha disparado en los últimos meses entre las comunidades de vecinos, según constatan empresas de seguridad y gestorías de fincas. El mayor aumento se registra en zonas de ocio nocturno donde existen locales de copas, como sucede en Rosalía de Castro y entorno. El motivo no es otro que combatir los destrozos que se producen los fines de semana. «La gente se mete en el portal y hace botellón, orina y no sé cuantas cosas más», explica Teresa, vecina y comerciante de la calle Oporto.

En un inmueble de Heraclio Botana, próxima a la anterior, fue un problema de tráfico de drogas a pequeña escala lo que les llevó a instalar la cámara de vigilancia. El asunto se ha solucionado, más que nada por el efecto disuasorio, comentan.

El aumento de la instalación cámaras no va parejo al incremento de robos en las viviendas, según indica un portavoz de la comisaría de Vigo. Destaca la situación estabilizada de la ciudad y el bajo índice de este tipo de sucesos. Se da la circunstancia de algunos edificios en los que las cámaras tienen por objetivo vigilar a los propios vecinos de la comunidad ante la sospecha de que sea uno de ellos el que destroza el mobiliario del portal, según explican en Fincas Gescies. «Tenemos una comunidad en la calle Uruguay que ha recurrido a este sistema porque ya estaban cansados de aguantar destrozos todos los fines se semana y temen que sea un vecino», comenta una portavoz. Conoce otros casos en los que han puesto cámaras de pega con un cartel para salir del paso y provocar un efecto disuasorio. Para Óscar Soto, director comercial de la empresa Segursystem Europa, con sede en O Porriño, la tendencia actual de las comunidades de vecinos tiene que ver con ese efecto disuasorio que producen y con el descenso de los precios. «Una instalación media con dos cámaras, grabador y disco duro donde se almacenan las imágenes puede salir por unos 700 u 800 euros, incluida la colocación, cuando en el 2010 podía llegar a 3.000 y con una calidad de imagen muy inferior a la de ahora», indica. En torno al 30 % corresponde al coste de la instalación.

«Pusimos ahora una instalación en un portal de Rosalía de Castro con disco duro, grabador, dos cámaras, caja fuerte, mano de obra y decoración adaptada al estilo del edificio por 904,48 euros más IVA. Antes no era habitual salvo en comunidades elitistas por los precios que tenían. Ha pasado algo similar a lo ocurrido con los móviles», añade Óscar Soto. De hecho, en los diez años de vida que tiene la empresa porriñesa, la venta de este tipo de aparatos se ha incrementado un 50 %. La mayor subida se ha registrado desde hace cuatro años.

«Antes apenas se veían siluetas que no servían para mucho, mientras que ahora puedes llegar a ver hasta los poros de la piel, por lo que resultan mucho más eficaces. Una cámara de alta definición puede costar en la actualidad en torno a 95 euros», apunta el director comercial.

«Las imágenes no las puede ver cualquiera, tiene que ser una persona autorizada»

Si algo tiene que quedar claro a las comunidades de propietarios es que las imágenes que queden grabadas no las va a poder ver cualquier vecino, como si se tratara de la televisión de su casa. «El visionado solo se realiza si se sospecha que existe un hecho delictivo y solo lo puede ver la persona autorizada por la comunidad de vecinos. En este tema hay que ser muy estricto con lo que marca la ley de protección de datos. Si no, se puede incurrir en un delito», comenta el director comercial de Segursystem Europa, Óscar Soto.

Para que la grabación sirva de prueba a la policía es necesario que la instalación esté homologada por el Ministerio del Interior. De lo contrario, no solo no sirve de nada, sino que se puede incurrir en un hecho delictivo.

También es imprescindible que la cámara no enfoque a la calle, ya que su utilización es estrictamente privada para uso comunitario y no se puede extender a los espacios públicos. Habitualmente se suelen situar en lugares estratégicos que permitan visualizar las entradas a los edificios. El plazo que tienen de grabación es de veinte días. Su eficacia hace que sean muy utilizadas en los garajes de las comunidades de vecinos, más que para prevenir robos, para atajar desperfectos, según detectan las compañías del sector. En este ámbito se ha constatado igualmente un gran aumento de las ventas en el último año.

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