Son pocos los propietarios que son conscientes de que se deben realizar las inspecciones y sustituciones pertinentes en sus edificios

La adquisición de una vivienda es posiblemente la mayor inversión que realiza una persona a lo largo de su vida. Durante gran parte de ella deberá destinar una cantidad importante de sus ingresos a su pago. Sin embargo, son pocos los propietarios conscientes de que, al igual que ocurre con los coches, se deben realizar las inspecciones y sustituciones pertinentes en sus edificios ya que muchos de estos carecen de un manual de instrucciones o guía de mantenimiento.

Un edificio o conjunto de viviendas con sus zonas e instalaciones comunes es más que, por ejemplo, un coche y debe usarse y mantenerse en forma adecuadamente, de manera que cumpla las funciones para las que esta? construido: alojar a sus propietarios o usuarios, dándoles confort y seguridad durante la vida útil para la que ha sido diseñado y esto solo puede conseguirse con un mantenimiento adecuado mediante las inspecciones, trabajos preventivos y adecuaciones que sean precisas.

La ley de Ordenación de la Edificación dice en su artículo 3: «con el fin de garantizar la seguridad de las personas, el bienestar de la sociedad y la protección del medio ambiente, los edificios deberán proyectarse, construirse, mantenerse y de tal forma que se satisfagan los requisitos básicos de funcionalidad, seguridad y habitabilidad».

Y dice en el artículo 16: Son obligaciones de los propietarios conservar en buen estado la edificación mediante un adecuado uso y mantenimiento, así como recibir, conservar y transmitir la documentación de la obra ejecutada y los seguros y garantías con que ésta cuente. También indica que: «Son obligaciones de los usuarios, sean o no propietarios, la utilización adecuada de los edificios o de parte de los mismos de conformidad con las instrucciones de uso y mantenimiento, contenidas en la documentación de la obra ejecutada».

De aquí, que los colegios de Aparejadores como los de Arquitectos se hayan preocupado de publicar guías con consejos sobre el mantenimiento adecuado de los edificios residenciales, así como proponerse ellos mismos como los profesionales más adecuados para asesorar, diagnosticar y ditrigir los trabajos relativos al mantenimiento de los inmuebles.

Razones del mantenimiento

Las razones por las que un edificio debe mantenerse en forma son varias, y pueden ser de índole legales, de confort, económicas y otras. En cuanto a las primeras, existe un conjunto de leyes y normativas de carácter local, regional y nacional que son de aplicación a las viviendas y edificios. En algunos casos la legislación contiene normas de obligado cumplimiento, y que son preceptivas para la puesta en marcha o dar continuidad al servicio de determinados elementos, como pueden ser los ascensores o el suministro eléctrico del edificio.

Pero en otros casos, el cumplimiento de estas normas es sólo recomendable, ya que solo pretenden lograr que diversas partes del edifico o de las viviendas mantengan las características y funcionalidad para las que fueron diseñadas. En todo caso es preciso conocerlas y aplicarlas adecuadamente: las obligatorias para el buen funcionamiento y evitar sanciones o cese en el servicio o suministro de las instalaciones; y las aconsejables para prevenir averías o mal funcionamiento.

Los pormenores sobre este apartado pueden conultarse acudiendo a la normativa estatal vigente en la actualidad.

Las razones de confort o seguridad hacen referencia a todas aquellas actuaciones que mediante el mantenimiento, sustitución, adecuación o reforma mantienen o mejora las características del edificio, haciéndolo, si es posible, más confortable o seguro.

Hay que tener en cuenta que sin una adecuada inspección y mantenimiento, elementos o instalaciones del edificio pierden sus características por envejecimiento, mal uso o incidencias, con lo que el confort de la vivienda o edificio se reduce.

Puede hablarse también de patologías estructurales, que están directamente relacionadas con la seguridad, o patologías de la envolvente del edificio o sistemas de suministro o evacuación, que afecta a la salubridad.

Las razones económicas son aquellas que nos permiten a través de diversas actuaciones conseguir un ahorro en la gestión del edificio. Puede ser la sustitución de un elemento o sistema por otro de una tecnología más moderna, que consigue de una manera inmediata una mejora en el confort y un ahorro a medio o largo plazo

En otros casos, las nuevas necesidades de los usuarios, a veces recogidas en normativas de reciente promulgación, en base a sensibilidades relacionadas con el medio ambiente o la accesibilidad, reclaman intervenciones que las satisfagan. La reducción de las emisiones de CO2 o la dotación de una accesibilidad para personas con movilidad reducida son dos claros ejemplos de esto.

Muchas de estas razones, ya sean legales, de confort o seguridad y económicas, no sirven únicamente para un solo objetivo, sino que en la mayor parte de los casos están íntimamente interconectadas, ya que cumpliendo el objetivo principal se alcanzan también otros.

Fuente: diarioinformacion.com

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